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Un mecanismo innovador de financiación de la vivienda es el Mecanismo de Financiación de Infraestructuras Dirigidas por la Comunidad (CLIFF), que proporciona financiación de préstamos para proyectos de desarrollo de barrios marginales implementados por organizaciones acreditadas de pobres urbanos y ONG que los apoyan. Además de financiar la ampliación y reproducción de proyectos, el CLIFF también pretende influir en las políticas y la práctica. En Kenia, los fondos del CLIFF se han utilizado para apoyar seis proyectos de vivienda y un proyecto de saneamiento en Nairobi. Se espera que unos 2.000 hogares de barrios marginales se beneficien de estos proyectos. Hasta la fecha, se han construido más de 70 casas en la barriada de Huruma, en Nairobi, y se espera que, con el apoyo del CLIFF, este número aumente considerablemente.
Debido a su singular geografía, la ciudad de Vancouver se enfrenta a importantes limitaciones de oferta de suelo. Esto ha hecho que tenga los precios de la vivienda más altos de Canadá y que aumente la demanda de viviendas asequibles. La ciudad cuenta con 21.000 unidades de vivienda social y varias políticas relacionadas con el suelo para aumentar su parque de viviendas sociales.
A finales de 2003, el Ayuntamiento había aprobado más de 40 millones de dólares en subvenciones del Fondo.
En 2009, el Gobierno de Egipto creó un servicio dedicado a apoyar la mejora de los asentamientos informales. El mecanismo está bajo su control directo y es gestionado por un director ejecutivo y un consejo presidido por el ministro de Desarrollo Local, con representantes de seis departamentos gubernamentales y tres organizaciones de la sociedad civil, además de tres expertos. El Fondo se creó y se capitalizó con una subvención inicial del gobierno de 500 millones de EGP (87,6 millones de USD), 200 millones de EGP (35 millones de USD) en asignaciones presupuestarias y 100 millones de EGP (17,5 millones de USD) en subvenciones de USAID. El Mecanismo ha elaborado un plan de acción nacional que incluye los siguientes componentes (a) Gestión del conocimiento, incluyendo mapas de todos los asentamientos informales; (b) una lista de programas y proyectos a implementar; (c) la identificación de la asistencia técnica y el desarrollo de capacidades que se extenderá a las autoridades locales que implementen los proyectos; (d) asociaciones con las partes interesadas, incluidas las entidades del sector privado; (e) programación de los proyectos; y (f) una prioridad a la financiación basada en la tierra para generar ingresos.
El Mecanismo ha solicitado una asignación gubernamental de terrenos que se utilizarán como activo en las nuevas ciudades para recapitalizar y acelerar los desembolsos. Además, el Mecanismo ha solicitado las siguientes casi 75.000 viviendas subvencionadas para los grupos objetivo prioritarios que requieren reubicación, a saber, los hogares que viven en zonas peligrosas en términos medioambientales y los hogares que viven en chabolas y edificios estructuralmente inseguros.
En su estado actual, el Mecanismo de Desarrollo de Asentamientos Informales de Egipto se enfrenta a dos grandes retos. En primer lugar, la creación de un marco jurídico que pueda dar cabida a las complejas transacciones de tierras necesarias para la financiación de proyectos de mejora basados en la tierra. En segundo lugar, garantizar el reembolso por parte de las autoridades locales prestatarias para asegurar la continuidad y la expansión del Mecanismo y sus programas. No obstante, es un paso positivo para mejorar las condiciones de vida de los más vulnerables que viven en los asentamientos informales egipcios.
Este proyecto surgió de una protesta pública de 4.000 ciudadanos en Bombay en 1981. La mayoría de ellos eran trabajadores de bajos ingresos que exigían la concesión de un terreno para construir viviendas asequibles. Una vez que el gobierno les concedió el terreno, Nagari Nivara Parishad (NNP) organizó a la comunidad para crear un fondo que permitiera pagar al gobierno el coste del terreno subvencionado.
La ONG organizó la comunidad, creó un fondo para pagar al gobierno por los terrenos subvencionados y solicitó un préstamo para iniciar su desarrollo hipotecando parte de las parcelas residenciales. A partir de la construcción y venta de las primeras unidades, inyectaron crédito al proyecto y, así, desarrollaron el resto de los conjuntos habitacionales. El emprendimiento fue apoyado por la gestión de la venta y demostró el potencial de la vivienda autofinanciada incluso en contextos de población de bajos ingresos con las ganancias de las transacciones a precio de mercado.